¡Pinche Almodóvar!
“Tu ausencia llena mi vida por completo y la destruye.”
Julieta.
“Si tú te vas, se va a acabar mi mundo…” canta Chavela Vargas. Lloro frente al espejo con el recuerdo de mi madre que ahora está de visita en la ciudad.
Seré muy breve. El fin de semana fuimos a la Cineteca Nacional solo para ver “Julieta”. El maldito, pero afortunado regreso del director que guardo soberbiamente en la memoria. El guión, a forma de una danza de cuerpos tristes como el correr de un ciervo, inspirado en obras de Alice Munro, narra la historia de una mujer que busca a su hija. Encontrándose también a ella misma en un tiempo perdido del pasado.
De entrada, tenemos la escultura de un hombre sin brazos y sin piernas, la metáfora de la deconstrucción del amor, quizás. Mi madre duerme a la mitad de la película. Tal vez el cansancio o la identificación de algunas escenas del melodrama le recuerdan que ella tampoco conoce a su hija después del abandono. Mi madre me abandonó con una familia de creyentes ortodoxos cuando yo tenía aproximadamente diez años durante medio año. No recuerdo muy bien, pero después fui a Playa Azul en Colima y estuve en un monasterio por más tiempo. Las razones fueron de fuerza mayor. Pero siempre pensé que mi madre no me quería. O estaba demasiado triste para cuidarme. Ella es una mujer fuerte, no la culpo por el abandono. Cuando crecí me dijo que borrara lo que una vez me hizo daño: Y borré toda mi infancia.
Dejé de ver películas de Pedro Almodóvar cuando conocí el dolor del primer amor a mis diecinueve años: Yo quería querer, él quería otra cosa. Conocí la casa de su madre; salas antiguas con tapices coloridos. Espejos en las paredes. Matices de azules y rojos. Escenario almodovariano: el olvido y el corazón roto por primera vez.
Recordé a Almodóvar cuando conocí a Xavier Dolan y su terrible pero exitoso complejo de Edipo en “Maté a mi madre”. Toda esa gama entre el amor y el odio hacia la madre que lo ha hecho merecedor de elogios y apodos como “El niño prodigio del cine” gracias a una madura y reciente “Mommy”. Una chispa psicológica invaluable y vasta en referencia de colores primos utilizados en el cine de mujeres de Pedro.
Fascinada por Dolan, retomé éste síndrome almodovariano cuando conocí a Pastelito (Llamémoslo así por motivos de privacidad, aunque yo carezca de ello) cuando lo conocí, no hacíamos otra cosa más que dormir, “comer” sobre los muebles y comer. Él abría la ventana solo para fumar, alimentaba a la tortuga de su ex novia, me ponía sus pijamas Calvin Klein; salíamos por una pizza o unas quesadillas y veíamos películas. Fue una época maravillosa.
Me afectó muchísimo la ruptura. Como cuando Cecilia Roth terminó su relación con Fito Páez tiempo después de haber hecho un cameo en “Todo sobre mi madre”. Las relaciones amorosas intensas son como un cameo en las películas de Pedro Almodóvar.
Volviendo a mi madre; yo me olvido de todo cuando estoy con ella. Aunque se quede dormida. “Julieta” es una película de mujeres. Donde la madre es huérfana de hija. Y la hija a su vez, huérfana de todo.
Mi reacción al terminar la película fue sorpresiva cuando mi madre despertó: Empezó ésa canción “Si no te vas”. Una lágrima gorda estalló de mi ojo derecho mientras una mueca que trasmutó en sonrisa se formó en mi boca gritando ¡P*#che Almodóvar!
Al salir de la sala, le pedí a mi madre que no me abandonara nunca.