La Bella, La Bestia y La escena gay
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La Bella, La Bestia y La escena gay

Hace poco fui al cine con mi mamá y hermano a ver La Bella y La Bestia, la verdad tenía expectativas muy bajas pues nada se compara con la emoción de verla una y otra vez con tú mamá en el VHS pero le di una oportunidad porque mi hermano estaba muy emocionado de poder ver algo que yo vi cuando era chiquita. Mi hermano es así, mientras más cosas nos conecten mejor; cuando descubrió que «en mi época» había pokemón se volvió loco y ahora es el mejor de los maestros y no falta el día en que me recuerde que ya puedo bajar YO-KAI WATCH a mi celular.

La película a mi parecer estuvo buenísima, pero igual no puedo ser muy objetiva porque fue una de las primeras películas que vi con mi mamá y eso de alguna forma se te queda grabado. Salimos contentos, emocionados, nostálgicos y la verdad es que descargué en spotify todo el OST para ir a hacer ejercicio con la canción de Gastón. Pero, para variar, una llamada nos cortó la inspiración. Sí, hay una escena en la que un clóset viste a tres hombres y uno se ve fa-bu-lo-so y sí hay como cinco segundos en los que dos hombres bailan juntos un vals. ¿Y qué?

Digo, si no sabían que la película desde un inicio era kind of gay están un poco perdidos; para empezar nadie -por muy seguro que esté de su sexualidad- escribe todo un himno para homenajear el grosor del cuello de un hombre. Muy aparte de eso el soundtrack fue hecho por Howard Ashman, en plena crisis del contagio del VIH, quien declaró que era una especie de analogía de un hombre que vivía con dicha enfermedad. Su legado no se detiene ahí pues también escribió las letras para La Sirenita y sugirió que Ursula se basara en Divine, una drag queen que fue inspiración para más de una película y varias generaciones de drags.

Pero el lado LGBTQ+ friendly de DISNEY no se detiene ahí, si los religiosos ven Mulán se van a IN-FAR-TAR porque drag king for the win en plena guerra contra los hunos y con figuras tan intimidantes como Atila AKA «El azote de Dios» una chica desafía a los heteronormados para cortarse el cabello, vestirse como vato, ponerse un calcetín entre las piernas (ok, eso no pasa pero si agarra una espada) y luchar junto con los hombres fuertes de acción. Y no sólo eso, gracias a Mulán ganan la guerra y en el inter logra confundir a un general en cuanto a su identidad sexual. BOOM, take that heteronormados.

Mi hermano no estaba tan indignado como yo ante la indignación de los padres de familia; cuando pregunté que si había aprendido algo de la película me dijo que sí, que siempre salen más niños que niñas. Sin querer mi hermano ya me está hablando del Test de Bechdel.

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