El ejercicio de escribir siempre ha sido muy complicado para mí. Recuerdo que cuando estaba en la escuela tener que entregar ensayos, opiniones o reseñas era mi peor pesadilla, y me quería morir cuando tuve que empezar el protocolo para la tesis porque eso significaba pasar horas y horas frente a la computadora sin saber cómo empezar.

No sé por qué, pero tener que poner mis pensamientos por escrito me cuesta muchísimo trabajo, incluso escribir este parrafito tan sencillo está haciendo que la cabeza me dé vueltas y me pierda en las ideas, es como si todas estuvieran volando por ahí y tener que ordenarlas para que salgan de forma coherente en un texto me causa mucha ansiedad. Cada semana me vuelvo un poco loca pensando sobre qué debería escribir, y casi siempre termino escribiendo sobre las cosas que me molestan, porque honestamente, así como a la mayor parte de la humanidad, quejarme es algo que se me da muy bien.

Usualmente tengo una idea vaga de la cosa que me gustaría abordar, en general tengo opiniones muy claras y firmes sobre muchos temas, sólo es cosa de esforzarme un poco para que salgan las palabras correctas, pero la verdad es que últimamente no sé dónde estoy y es como si nada viniera a mí, además, siendo honestos, ser como una ancianita amargada no está muy divertido, y llegará el momento en que nadie va a querer leer a alguien que se está quejando todo el tiempo, así que este momento de desesperación y bloqueo mental lo mejor que puedo hacer es un playlist.

Amo los playlists. Muchos los hacemos sin querer, a veces con las canciones con las que estamos obsesionados en algún momento de la vida o con las que sin querer terminamos escuchando constantemente, otros los hacemos con una temática en mente y están hechos con mucho cuidado y dedicación, y en ambos casos creo que tienen la capacidad de trasladarte a lugares o ponerte en ciertos estados de ánimo específicos (que pueden ser tanto beneficiosos o perjudiciales para lo que sea que estemos haciendo), pero al final todos los playlists se vuelven también una especie de viaje, y por más risa y vergüenza que me de admitirlo, se convierten en el soundtrack de nuestras vidas *CRINGES SO HARD*, porque hay canciones que están muy ancladas a momentos específicos y que desatan un montón de recuerdos en cada uno de nosotros (muy cliché, pero es la verdad).

Por estas fechas la gente suele hacer sus listas con lo mejor de la primera mitad del 2016, la verdad es que yo hace mucho que no estoy en sintonía con la música de los chavos, así que esta es más bien una lista de las canciones que he estado escuchando este año, sin fechas ni nada, nomás canciones, no hay criterio mas que mi propia obsesión. Y ahora, después de tanto divagar en nada, presento el playlist, mi primavera-verano 2016 in a nutshell, el año que siempre recordaré como el año en que me di de alta del SAT :(.

(Próximamente también en 8tracks para poder darle un orden más bonito a las canciones, porque claramente Spotify hizo lo que se le dio la gana.)