TUCANES
No sé si te comenté en alguna ocasión pero los tucanes son uno de mis animales favoritos. Durante 4 años que duró la licenciatura me la pasé pensando que no hacían ruido alguno, que sólo hablaban cuando tenían algo realmente importante que decir. En ése entonces me divertía con Rubén inventando los ruidos que hacían con la ayuda de Google Translate. Nos reímos mucho ése día; no sé por qué nos dejamos de reír pero recuerdo ése día en particular con cariño. En ese entonces tenía el corazón de alcachofa, ahora no sé cómo lo describiría. Tal vez como un vasito de agua fresca. Justo hace unos día fui al museo de antropología contigo, vimos un corazón de piedra verde y recordaste que hay un libro que se llama así.
Un día conocí a un hombre que me hacía sentir que el mundo giraba lento, estábamos al borde del lenguaje y la experiencia humana. Porque cuando te caes así de bruces al lago ya no hay nada que hacer más que disfrutarlo, a veces uno flota y otras sólo se hunde. Entonces sentía que mi corazón estaba repleto de tucanes en pleno vuelo y canto, con picos amarillísimos, luminosos y plumajes tornasol. Nunca obscurecía. Un día tomé una foto en Rhin envuelta entre partes de sábanas y brazos, en la descripción de instagram se leía «¿Qué hacer con tanta felicidad?» Hasta que un día no quedaba más que una pluma tornasolada flotando en el agua.
Por donde vivía había una papelería cuya mascota era un tucán, un día de camino al súper vimos una botarga de tucán. Hacía calor, así que la persona que estaba dentro miraba hacía el piso cuestionando su existencia y eso hacía que el tucán se viera tan miserable como lo que habitaba su interior. Nos reímos un poco, algún día voy a vestirme de tucán triste para halloween y voy a sudar en el anonimato que me proporcionará el traje. Sudo como hombre, eso me decían en la secundaria. También hace poco me dijeron que sudaba mucho mientras una de ustedes sotenía mi playera empapada de sudor.
Chapultepec es un lugar conflictivo, por un lado tenemos el bosque contrastando con el cochinero de la ciudad. Vida en medio del caos: de la muerte. Hoy van tres notas que leo anunciando la muerte de mujeres ¿cuándo van a dejar de matarnos? Los tucanes son una especie en peligro de extinción, aún así el tráfico no se detiene. Las empaquetan sin cuidado; a veces en una hoja de plátano y otras en una caja. Hay algunos a los que les arrancan el pico, es una lástima. En Chapultepec hay una jaulita triangular, como atrapada en un terrenito donde nadie supo qué hacer y ahí vive un tucán. Alguna vez fui a visitarlo, fue un día triste. A veces me pregunto por qué los animalistas en lugar de rescatar perros y gatos que sinceramente nadie puede adoptar no van y hacen algo por lo animales del zoológico.
Ayer Alexa me contaba que en Monterrey se escaparon unos tucanes de una reserva y que como nunca habían visto un tucán pues nadie sabía qué chingados era eso que volaba en el cielo. Probablemente hubiera pensado que era algún presagio de muerte habiendo estado en esa situación, que terrible relacionar al norte con la muerte pero es que no hay de otra. Le dije a Alexa que debía hacer un cuento sobre eso, estoy segura que será fantástico. Tucanes volando entre las fábricas y el paisaje entre gris y arenoso de un país devastado. Algo así como un respiro. Espero lo escriba pronto.
¿Nunca vieron George de la selva? Yo juraba que se llamaba Joe, pero sospecho que eso es porque uno de mis mejores amigos se llama así. George el salvaje, como tantos ha habido en la historia del cine, tenía un amigo tucán que llegaba cuando él gritaba «TUKI TUKI».