Aparecerás en la noche
Será un impulso. Caminarás de regreso a casa por el trayecto largo que pasa por el bosque.
A pesar de que el sol casi se oculte te sentirás segura porque lo habrás caminado antes.
Pisadas de hojas secas amarillas y doradas serán el eco de tu sombra. Atrás quedará la ciudad. Los silencios serán cada vez más específicos.
De tierra y ahuehuete húmedos se llenará tu respiración.
Distinguirás el cambio de naranjas rojizos por violetas a índigos marinos hundidos en negros espesos. Pasará rápido. Será un instante.
Entonces, presentirás.
El paso que sigue al otro será cada vez más rápido. Tu aliento se agitará al sentirte huérfana bajo la mirada de la enorme oscuridad. Tropezarás.
Lamentarás las decisiones que te llevaron hasta este punto. Percibirás su energía. Cerrarás los ojos apretando fuerte. Sentirás que el mundo te olvida.
Abrirás los ojos. En los árboles más viejos verás ceremonias y rituales entre el humo del copal. Cuerpos desnudos de mujeres danzarán en círculos con flores de colores brillantes en el pelo y piedras turquesa en el cuello. Te unirás a ellas. Bailarás.
Cantos y fuegos habitarán la ausencia. Arderá tu espíritu. Descubrirás el secreto. Serás llanto de ahuehuete. El viento tu nueva lengua.
Te verás de frente. Tu rostro, tus ojos, tu cuerpo.
Mientras amanece observarás cómo te alejas serena. Tu silueta se desdibujará a la distancia. Una media sonrisa se asomará en la comisura de tus labios.
Sabrás que te has ido. Sabrás que te quedas también. Te alegrará.
Cuando te encuentren, la policía no entenderá que hacías sola en medio del bosque.
Quedará poco de ti y pensarán que el mundo te olvidó. Aunque seas tú quien olvide el mundo.
(Ejercicio de microficción para el «Taller: Escribir en redes», imparte Mauricio Montiel Figueiras.)