VIRUS TROPICAL
«¡Lo que usted tiene es un virus tropical!» así comenzó la historia de Power Paola historietista e ilustradora colombo-ecuatoriana. Hija tres veces, por aquello de que su padre es padre de iglesia y de familia, su historia se desarrolla entre sus hermanas y su madre medio ausente. Las probabilidades de que la novela gráfica autobiográfica de una mujer latinoamericana se convirtiera en una película eran casi tantas como las de que su madre quedara embarazada con la ligadura de trompas, esta es una rareza de la industria cinematográfica. Probablemente aquí me encuentre en una equivocación después de éxitos como Persépolis y Blue is the warmest color pero, no me malinterpreten, ambas se vieron como un acercamiento curioso a alguna minoría (aunque blanca en el caso de Adele) más que como un interés legitimo de convertir una buena novela gráfica en película taquillera. A la primera debemos que Persépolis esté casi casi de venta en el OXXO y a acercar por primera, y tal vez única vez, al género a un número de personas considerable; a la segunda debemos mi obsesión por I follow rivers y una escena larguísima y gratuita de dos mujeres cogiendo «como en la vida real», aquí con la misma gratuidad les puedo asegurar que la mujer que mejor me ha hecho sentir en la vida físicamente (y peor emocionalmente) no tuvo que pasar por cinco actos de Cirque Du Soleil para hacer que todo mi cuerpo se levantara en una ovación salvaje y líquida. A diferencia de las cintas mencionadas anteriormente Virus Tropical tiene la particularidad de que, en un contexto iberoamericano, realmente no trata con ninguna minoría; sí mujer y sí latinoamericana pero también blanca y acomodada. Y no que esto tenga algo de malo, sólo llamó mi atención que esta ya no fuera una película de mirada curiosa y exotizante, sino una mirada que cree (como yo) que en lo cotidiano se encuentran las grandes historias.
Sin embargo las improbabilidades no siempre dan como resultado cosas maravillosas, para muestra todos los idiotas que poblamos esta tierra. ¿Saben cuántas eran las probabilidades de que justamente nosotros viniéramos a parar aquí? Y así como nosotros también Virus Tropical tiene sus fallas, sin duda el estilo de Power Paola es maravilloso pero la historia sufre de un mal común a todos los narradores gráficos y esta es la inhabilidad de contar finales. Recuerdo perfectamente cuando una maestra me dijo que en mis tatuajes coleccionaba finales decidí que esa iba a ser la nueva salida fácil a la siempre incómoda pregunta de «¿Y qué significan tus tatuajes?» porque siempre llega una chavita que estudia medicina y está a punto de viajar a la India que te lo pregunta esperando ponerte en jaque con la historia de que cada tatuaje que tiene es resultado de sus abortos espontáneos, el I Ching, la ausencia de su padre y su inhabilidad de no poder ver a otras mujeres como otra cosa que no sea competencia. También recuerdo que usé esa respuesta en una entrevista de trabajo para la revista CAMBIO y que la editora, emocionada, me dijo que ella tenía que estar recordando a sus escritores que trabajaran en sus finales. No me quedé con el trabajo pero no hay forma de deshacerme de mis tatuajes. Y justamente Blue Is the Warmest Color comparte algo con Virus Tropical y es que no cuenta con un final contundente, en el cómic el final se siente forzado y sacado de la manga; como si no hubiera otra solución posible para el desamor que la muerte y hasta pudo haber resultado gratificante como pensamiento ¿cuántos de mis ex no me querrán 20 metros bajo tierra? pero como final no funciona.
Así, durante toda la película me la pase al borde del asiento esperando a que algo pasara a que hubiera un arco en la historia y justo cuando decía «algo va a pasar» Paola, o el guionista, tomaban mis ilusiones y las hacían crecer en la siguiente escena pero nunca pasó nada y justo cuando uno cree que «ahora sí vamos a entrar en materia» se acaba la película. Y está bien, entre el punto A y B hubo risas y guiños feministas pero no hubo un desarrollo dramático efectivo que me hiciera sentir satisfecha y que justificara un final tan flojo. Y es curioso porque Paola cuenta con las herramientas para contar una buena historia, los elementos están a la mano: su familia, la relación con sus hermanas, su madre, su padre sólo no se supieron aprovechar estos recursos y justo cuando llega el momento de contar su historia corta de la nada el guión como pensando que no tiene nada más que ofrecernos. Así mismo me parece problemático llamar a este largometraje feminista porque aunque sí hay momentos de claridad feminista durante el desarrollo el mensaje principal de la película no es el feminismo, es decir, a mi parecer, no estamos viendo la vida de una familia a través de la lente feminista sino a través de la mirada de Paola y eso no necesariamente la convierte en una película feminista.Esa es una declaración acelerada y en ese aspecto me parece que Persépolis es una película mucho más virada hacia el feminismo que Virus Tropical.
Eso sí, Virus Tropical tiene muchos méritos pero para eso pueden ir y leer el 99% de las otras notas que han salido de la película. Lo que sí les voy a decir es que me dejó con varias dudas: (1)¿Por qué casi no hay personajes de color activos en la historia y cuando se encuentran activos es como fondo, como contraste o como servicio? (2)¿Cómo podemos hacer que nuestras historias tengan un arco dramático que atrape a las audiencias y que los deje no sólo con una reflexión sino contentos con el final?