Kim Kardashian
Tres cosas importantes que creo que todos deberíamos saber antes de comenzar a leer mi humilde opinión:
- Odio los musicales, excepto La Bella y la Bestia y Enredados. Me irritan porque soy una amargada y no me gustaría pensar que hay alguien que se la puede pasar toda la vida cantando. A menos, claro, que no sea tanto cantar sino hacer referencias a canciones en situaciones determinadas para terminar haciéndolas súper incómodas. Por ejemplo: una vez le estaba diciendo a alguien que le deseaba y al terminar mi confesión comencé a cantar una canción de Maná (Te deseo ajá ajá uh ah, yo te quiero). Fuera de eso odiaría que cada actividad de mi vida fuera acompañada por una canción al estilo de un musical.
- Odio que me digan qué hacer. Ustedes no tienen por qué saberlo pero tengo un problema con la autoridad, el psicoanalista probablemente diría que es por mi falta de una figura paterna sólida y confiable, yo diría que es porque yo sé qué hago y por qué; tal vez también se deba a que crecí un poco como una salvaje.
- Odio el principito. Lo odio. Por muchas cosas, para empezar se me hace terriblemente optimista y me preocupa que El Principito tenga tantas relaciones tóxicas en su vida. Para empezar La Rosa, que ok, que es única y es su rosa y blah blah; pero no mames, la rosa claramente es una perra engreída y egoísta que hace sentir mal e insuficiente al Principito tiro por maldito viaje. Que la supere, hay un chingo de rosas, hay un chingo de claveles y magnolias y seguro hay otra rosa, que si le da la oportunidad puede ser una mejor rosa que esa otra pinche rosa culera. Y luego tenemos al maldito zorro. ¿Qué chingados es eso de «domestícame»?, ¿quién chingados quiere ser domesticado?, ¿no es mejor ser leal por naturaleza a que a huevo tenga que venir alguien y decirte: «mira zorro si te portas bien hay un premio»? ¿Qué pedo? Aparte, quién se cree El Principito como para «domesticar» a alguien y poseerlo, y quién quiere ser «propiedad» de alguien para obedecer.
Finísimas personas combinó de formas muy peculiares estas tres cosas hasta hacerme salir del teatro preguntándome si sería verdad que hay gente que piensa que el cambio está en uno mismo. Al parecer, sí las hay. Por otro lado, ¿sabían que Kim Kardashian fue a ver a Trump a The White House para hablar sobre la sentencia de una señora y que eso podría establecer un precedente para futuros casos? Igual y ella también vio la obra y decidió que el cambio no estaba sólo en las actitudes que uno tome frente a las problemáticas (como dice la obra) sino en sus acciones y en la legislación que rodea las mismas. Gran reflexión, Kim. todos deberíamos ser más como tú.